Decisiones.

Este invierno ha sido un invierno de cambios, unos significativos y otros no tanto, unos dolorosos y otros satisfactorios, acertados y equívocos...pero al final, cambios. Empezando por Coruña y su olor a mar, esa ciudad tan grande que a la vez se me quedaba pequeña, las mañanas de lunes en tren pensando en un sola cosa: volver, y los jueves de camino a casa que parecían el fin del mundo. Las noches en aquel piso frío con terraza y vistas a una ventana que tenía la luz encendida las 24h, mis vecinos que nunca conocí y mi tele como mi gran compañera, las horas de clase en las que me entraban ganas de irme llorando a los 10min y las tardes con ellos tomando un café  y fumando mi cigarro de rélax...en definitiva, unos meses de noches y mañanas que me ahogaban, tardes fugaces pérdidas y días totalmente tirados, sí, cero tapujos. Cuándo me paro a pensar qué fue lo que aprendí dudo mucho, muchísimo, pero en el fondo creo que aprendí más cosas de las que pienso, aunque no quiera verlas. Esta fue mi decisión equivocada, tirada e irrevocable, pero al fin y al cabo, no tan mala...o si??? No lo sé, ciertamente no lo sé. No sé si me faltó fuerza, decisión o sacrificio, amor o compañía....lo único que sé es que un día apareció "la señal" y decidí poner un punto final a eso. Decidí que tenía que cortar por lo sano y empezar de nuevo, pero esta decisión no hizo que todo fuese a mejor, o que la sensación de impotencia se fugase. Positividad. Tiempo al tiempo, tengo la decisión, y ahora sí que fija  y segura de lo que quiero, y sobretodo, de lo que no quiero. De que cada uno se labra su propia suerte, día a día, y de que todos debemos vivir con nuestras decisiones...independientemente de quién nos acompañe.